domingo, 30 de setiembre de 2007

personajes y frases

La ciudad universitaria está colmada de personajes extraños, no se ven punkies extremos ni hare krishnas, ni hippies exagerados, ni heroinómanos, ni musulmanes psicópatas tirabombas; me refiero a gente con cabeza rara, con conexiones neuronales diferentes a lo que estamos acostumbrado. Tal vez sea su contexto social, su formación académica, o pura locura.

---

Recuerdo que el año pasado conocí a un muchacho español estudiante de doctorado en filosofía, al que le gustaba una chica española, pero que, al parecer, no había habido máyor contacto que un "buen día" y un "chau".

Una tarde estábamos reunidos haciendo el despues del postre y entra el muchacho español y dice a voz en cuello:

"¡Vos me gustás mucho, pero no nos entendemos... Hay algo entre nosotros que nos separa, que no deja conectarnos!"

Y la respuesta de la chica fue aún más increíble:

"Pero, no... ¿Por qué dices eso?"

---

Hace un par de semanas mi compañero de cuarto Nour (ése es su diminutivo, su nombre es impronunciable - irrecordable) me había comentado que había un muchacho francés que había vivido 5 años en Bolivia en tren de realizar una tesis de doctorado en antropología.

Hace un par de días estoy conversando en la cocina con alguien que no recuerdo, y viene otro muchacho y me pregunta "¿Hablas Español?" - puta, otro que me saca al toque hablando en francés - la cuestión es que éste era el antropólogo francés-boliviano.

Su trabajo se basaba en estudiar unas congregaciones o tribus que se están moviendo todo el tiempo entre el amazonas y los andes, y ver como esto repercute en sus costumbres y su modo de vida.

Obviamente, había mucho para conversar, y entre otras cosas hablamos del sueño americano al revés (el sueño de un americano de venirse a europa y hacer la américa). Y para él, es mucho más fácil vivir bien en américa que en europa. Según él, una vez que tenés una formación unversitaria (super fácil, sobre todo en Bolivia) luego se te habre un buen campo de ofertas laborales que te permiten vivir dignamente.

Fue muy raro, yo lo mandaría 5 años más a Bolivia con su título de doctor en antropología.

sábado, 29 de setiembre de 2007

Adrenalina

Todos sabemos que la adrenalina nos mueve, que nos saca el hambre y la sed, que pone nuestro cuerpo en estado de máxima respuesta, nos prepara para lo inesperado, nos hace ser más rápidos de lo que jamás soñamos.

Tomamos cafeína para segregar adrenalina, y si nuestra vida no nos pone en situaciones de adrenalina, las buscamos, o no, entonces tomamos más cafeína.

Hay gente que parece no necesitar de esas situaciones de adrenalina, no los entiendo, o no los quiero entender.

También sabemos que el miedo genera adrenalina, el miedo a lo nuevo, a lo desconocido...

---

Nos acercamos a la puerta del karaoke Pub St. Michel, y el morocho de la puerta nos habla en inglés, nos hace esperar unos segundos, y finalmente nos deja entrar.

Adentro uno escucha muchos franceses cantar cosas de francés, pop francés, baladas francesas y baladas en francés. El sistema es simple, agarrás el listado, elegís una canción, la escribís en un papelito junto con tu nombre, y se la das al de la barra. Al rato te llaman, y vas a los leones.

La tentación es muy grande, y nos dejamos llevar. Llenamos ese papelito y a esperar el momento. La canción elegida es Losing my Religion, un verdadero himno, que no va con el boliche ni con la gente.

Nos llaman y cantamos, la adrenalina corre por nuestros cuerpos, la gente te mira, espera que des un buen espectáculo. Si los nervios te ganan las notas no te salen, sabés eso, y sabés que no te podés dejar vencer.

La canción llega a su parte final, tarea cumplida, la euforia se mantiene, euforia mezclada con la tranquilidad del trabajo realizado.

Una pequeña victoria...

Una noche en París

Salir a caminar por París a la noche puede traer un sinfín de anécdotas, o puede relajarte lo suficiente como para tener un largo y tranquilo sueño durante toda la noche siguiente. En esta ocasión, voy a contar una noche parisina de sábado, donde el plan era que no había plan.

El equipo de recorrida estaba conformado por Guillermo, Lorena y yo.

La noche comenzó con un pique-nique preparado on-the-road-to la seine. Las provisiones no eran dignas de un rey, pero no dejaban de ser tentadoras; constaban de: una baguette, un paquete de queso rayado para pizza y uno de jamón crudo. Para digerir todo eso había algunas latas de cerveza, y como postre, ya un clásico entre nosotros, el chocolate extra amargo.

La cena fue a orillas del Sena.

Luego nos fuimos a caminar por las islas, las orillas del río y aledaños...

Sentimos la sirena de los bomberos y nos acercamos a ver que pasaba. Vimos que éstos se disponían a entrar por la ventana de un edificio, con un camión con una escalera enorme (de esas de las películas). El bombero rompió el vidrio y entró, revisó el departamento y salió, subieron un poco más la escalera y acto repetido, rompió el vidrio de una ventana del siguiente piso y entró, y entramos 3 bomberos más con él, revisaron y salieron. A todo esto había pasado media hora y nos estábamos aburriendo. Los bomberos de parís son un fiasco, cuando no tienen nada que hacer salen a romper vidrios y robar casas delante de todo el mundo.

En esa noche nos preguntaron varias veces si teníamos hash. Esto hizo cuestionarnos si teníamos pinta de consumidores en gran escala o de dealers; si éramos dealers debíamos ser de los confiables, y si éramos consumidores de los que pasan, pero no llegamos a ninguna conclusión al respecto. Tal vez el necesitado de drogas utiliza simplemente métodos estadísticos para conseguir para esa noche.

Sentados en uno de los muritos al borde del sena (imaginensé algo del estilo 25 watts, pero con el sena atrás) escuchamos unos cantos en español, unos cantos sudamericanos, de esos que suenan a casa, que suenan a que los conocemos. Mirando hacia la orilla de enfrente y vemos 4 uruguayos cantando como desaforados aquellas canciones que uno llama "las de la bajada" de una noche de alcohol y amigos. Estaban tan conectados que ni escucharon nuestros gritos (más bien mis gritos), viéndolo ahora fue una situación fortuita porque ninguno de nosotros quería verse en un grupo con unos uruguayos borrachos nostálgicos y melancólicos, la noche era joven para nosotros.

Caminando por las quais vimos una pareja en momento hot, sin impunidad alguna, tal vez disfrutando de un fetiche conjunto, sentados en un banquito mirando hacia el río bajo un foco de luz, la chica estaba sentada encima del hombre, ambos de tez bien blanca y razgos europeos, pelos oscuros y ropas también oscuras en cuero. La chica llevaba una pollera corta y miraba al hombre, sentimos que no queríamos estar ahí, pero a la vez no queríamos dejar de mirarlos, seguimos caminando hasta llegar a unos metros donde había un hombre con una especie de diario o libro grande apoyado sobre sus rodillas, el muchacho estaba recostado y cuando nos acercamos vimos que escondía con su libro y sus piernas una cámara de fotos profesional, y que tenía intenciones de utilizarla para captar ese momento de la noche. Todo nos pareció muy extraño y decidimos seguir caminando mientras atrás nuestro venía un grupo de europeos que se dedicaron a gritarles algunas cosas, en varios idiomas, a la pareja.

El sena

El lugar de encuentro fue a orillas del sena à coté de la Place Dauphine dentro de la Île de la Cité. La noche era calma y de temperatura agradable, y a pesar de que había mucha gente en el lugar, el clima era sereno, algo que no deja de sorprenderme, uno se sienta a orillas del sena y a pesar de que haya 500.000 personas alrededor uno se siente tranquilo, tal vez superado por la imponencia de ese pedazo de naturaleza dentro de la ciudad.



El hambre era razonable. Nos dejamos de sentimentalismos y nos pusimos en acción. La comida se mezcló entre las conversaciones y las historias que surgían, como un complemento perfecto, una combinación sinérgica y potenciada por el ambiente. Había algo de música por ahí cerca, pero el compositor-intérprete seguramente había llegado a una simbiosis tal con el ambiente, que no se daba cuenta de que estaba tocando muy muy bajito, aunque no tan bajito como para no llegar dentro de si mismo.

Recuerdo que en un momento estábamos cantando Wish you were here, no sé a quién era dedicada, no sé por qué, ni cómo, simplemente nació de adentro nuestro ese deseo. A pesar de que no había música la música sonaba en nuestras cabezas, acompañada del sonido del mar.

Los barcos llenos de gente pasan a nuestro alrededor, enfocándonos con sus luces enormes como si fueramos animales, pero el sena les gana, los hace parecer chiquititos e insignificantes.

martes, 25 de setiembre de 2007

11 horas - 11 de setiembre

A pesar de que no soy un asiduo participante de los vuelos transoceánicos, ya les agarré suficiente odio, más allá de la empresa en la que se viaje (aclaro que sólo volé en alitalia e iberia).

Cuando llegás nunca tenés un asiento como la gente, son chicos e incómodos. La comida es escasa y, acá hago una pausa, porque la gente va a decir que es escasa porque yo como como bestia (y es verdad) pero además es escasa para las personas normales (mis compañeros de fila también se quejaban). Te dan una cena y un desayuno en 11 horas de vuelo; no me cierran las cuentas.

No voy a evitar hacer el comentario de que mi "desayuno" consistía de un bizcochito dulce (con fuerza en el ito) y manteca y dulce y jamón y queso para ponerle a algo que no sé que era (ahora me pregunto si los tanos comen refuerzo de servilleta).

Obviamente, terminé recurriendo al plan B, que resulta en pasearse por las secciones business y primera y robarse la comida que uno encuentra preparada para esa gente.

---

Hago un espacio para mi compañero de fila paraguayo, que iba a Milán para luego tomarse un tren hasta Barcelona (¿?) si. El amigo paraguayo se dedicaba a las "autopiezas" (y ahí dejé de preguntar) y me preguntaba cosas del estilo de: ¿te la complican al pasar?, ¿te tienen mucho rato ahí? ¿te preguntan muchas cosas?

Me acuerdo que en un momento de lucidez mía, entre todo el sopor que me produce ese incómodo vuelo, me acuerdo que tenía mi "Así habló Zaratustra" en el bolso de mano, entonces me dispongo a comenzar a leerlo cuando mi compañero me dice:

comp_de_fila: ¿De qué es ese diccionario?
yo : No es un diccionario, es un libro.

A pesar de que sabía que mi segunda acotación no aclaraba nada, sirvió para calmar la curiosidad del amigo.

---

En ese vuelo también tuve una conversación super interesante con una veterana brasilera, que me vino a hablar mientras yo estaba parado en uno de los pasillos del avión, intentando que no se me entumecieran las piernas por estar metido en ese zarcófago-retrete que ponen de asiento. Hablamos en una mezcla de español-frances-portugues (con mucho español de mi parte y sólo portugues de parte de ella). En esta conversación hablamos sobre mis espectativas en este viaje y sobre las suyas. Y entre idas y vueltas me contó que iba a Jerusalém para conocer dónde había nacido Jesús y dónde eran las cosas que el nuevo testamento relata. Ahí venía la parte en que yo le decía que mi contacto con la religión era desde un punto de vista investigativo y no participante, pero decidí evitar el baldazo de agua fría en la conversación y dejé que siguiera hablando. Ahí reafirmé mi idea de que la religión es buena en la medida que hace a la gente buena y la hace disfrutar de las pequeñas cosas y la hace tener un camino en la vida.

---

Me despido con una frase de las que leí mientras me reía internamente en el avión:

"Hambrienta, violenta, solitaria, sin dios: así es como se guiere a si misma la voluntad leonina" Así habló Zaratustra, pág 104, F. Nietzsche.

Sao Paulo - 10 de setiembre

Luego del fin del ciclo despedidas del edu parto en viaje en busca de una nueva historia.

En este momento la situacion espacial no me convence demasiado, estoy sentado frente a la puerta 9 de la zona 1 del aeropuerto de Congonias de Sao Paulo. En la pantalla dice: New York 9:45 y yo salgo a las 15:00 para Milán.

--

Entro al baño ojeando mi pasaje para ver el número de vuelo a Milán y me encuentro con un baño amplio, con un espejo que cubre una mesada de 4 piletas y los baños enfrente, similar al de la película Witness - con Indiana Jones - y al del 90 % de los baños de aeropuerto.

Dentro había dos hombres negros conversando y otro negro con aspecto de árabe peinándose frente al espejo. Me detengo frente a ellos y guardo mi pasaje. Los conversadores salen, el hombre-negro-árabe se sigue peinando con un peine en tonos rojo-bordó-beige, de esos que tienen los abuelos. el HNA tiene el pelo cortado con el mismo largo de mi barba cuando tiene 2 días.

Mis acciones son: mear, cepillarme los dientes, peinarme y lavarme la cara, llenar mi botella de agua y sacarme las lagañas; algo así como 10 minutos (estaba con mucha modorra). Mientras, el hombre seguía peinándose...

Las hipótesis que se me ocurren para tan curioso hecho son:
- era ciego
- se estaba rascando con el peine
- era homosexual y estaba esperando que yo iniciara una conversación sobre la necesidad de peinarse el cabello aunque esté extremadamente corto.

--

En un bar del aeropuerto estaba la caña 51, aquella que tomáramos noche tras noche en nuestra última pasada por brazil, costaba 10 U$S, y a nosotros 5 Reais.

--

Compré unos chicles en el free shop y debían darme 30 centavos de cambio. La chica sólo tenía monedas de 1 centavo.

Ahora tengo un peso interesante en mi bolsillo derecho.

--

La buena noticia: hay una red wifi sin protección.
La mala noticia: hay que suscribirse al servicio speedy de telefónica para poder usarla.
La buena noticia: los brasileros son gente simpático y agradable.
La mala noticia: tienen un aeropuerto de mierda sin nada para hacer o ver o leer.
La buena noticia: En 4:45 salgo para Milán.

sábado, 22 de setiembre de 2007

Paris en una semana

Luego de una semana en París me considero semi instalado, todo lo pasado en este semana es muy déjà vu, sin embargo no todo es igual y lo realmente nuevo parece a la vuelta de la esquina.

---

Esta vez comparto habitación con un árabe convencido de que su religión es la explicación a todas las preguntas, y que está contento de que ésta le obligue a hacer una dieta antinatural e insana para luego sentirse mejor (está en medio del ramadán). Igualmente, tiene buena onda y ya me invitó a comer un par de veces con ellos y, puedo asegurar, que se tratan muy bien y están un clima de fiesta todo el mes. Al fin y al cabo, ¿qué es importante? ¿el fundamente de la motivación o la motivación en si?

Sobre este mismo tema, vi una película llamada "Persépolis". Éste trata sobre la historia de una niñita iraní y su sufrimiento al verse sometida al régimen musulman de un día para el otro, y cómo eso marca su vida en todo sentido. La historia es realmente interesante para nosotros occidentales y católico-cohabitantes: tiene unas voces y una estética definida a través de dibujos en blanco y negro con juegos de sombras y contrastes que van muy bien con el film.

---

Los rencuentros son siempre algo motivante, al punto que está bueno separarse para tener reencuentros, todas la sensaciones se intensifican, lo cotidiano resulta interesante, lo interesante magnífico.

---

En este momento veo como la ciudad universitaria se va poblando de más y más gente, al revés de lo que vi el año pasado en el período que residí. Por momento me siento un poco vanderkerkoff cuando escucho grupos de diez personas que no distingo racialmente de mi y no tengo idea de qué idioma están hablando.

---

Con esto doy inicio al blog que va a relatar un poco en qué está mi cabeza y mi cuerpo de un lado del mundo.

En los próximos posts voy a hacer alguna regresión cronológica para contar de mi viaje y mi pasaje por Italia.